Si hay algo que he aprendido en los últimos años es que la cultura es un tema de coherencia y consistencia: coherencia para alinear los mensajes con las acciones y consistencia para ejecutar las acciones en el día a día.
Siempre hemos dicho que los líderes deben ser los primeros movilizadores de cultura y a su vez, deben ser los que más tengan presente estos dos términos ¿por qué? porque de nada sirve pedirle a los equipos que se comuniquen entre sí, que encuentren espacios para generar conversaciones si el líder del área no tiene tiempo para reunirse con su equipo, no tiene claridad en los mensajes o no suele hacer las preguntas pertinentes para saber cómo están como equipo, en qué están trabajando o qué les preocupa.
Deborah Barrett en su libro “leadership communication” nos habla de la importancia de ser unos buenos comunicadores para ser unos buenos líderes y explica que “comunicar con liderazgo implica transferir un propósito y una visión compartida que influya en la conducta de las personas”, pues más allá de exigir, los líderes deben ser capaces de transmitir mensajes que motiven, enseñen e inspiren a sus equipos de trabajo.
Cuando tenemos el propósito claro y compartimos una visión como equipo, liderar desde la coherencia y consistencia es sencillo, pues nuestros mensajes estarán alineados y las acciones estarán claras: quiénes somos, hacia dónde vamos y cuál es el objetivo.
La autora Janice Marturano también reconoce la importancia de la comunicación en el liderazgo y lo hace desde una perspectiva más consciente, afirmando que “el buen liderazgo se logra cultivando el enfoque, la claridad, la creatividad y la compasión hacia los demás”. Sea cual sea el estilo de liderazgo que se tenga, debemos enfocarnos en lo que creemos y hacer lo posible por transmitir esas ideas con la mayor claridad.
El liderazgo consciente permite ver nuevas y más adecuadas formas de enfrentar cada momento; permite seguir aprendiendo, fortalecer y cultivar la capacidad de concentrarnos, de ver con claridad, de ser creativos y de encarnar la compasión. La excelencia en el liderazgo y en la comunicación se deriva del cultivo de la consciencia de uno mismo, y del espacio para tomar decisiones equilibradas, claras, compasivas, creativas y así mismo, tener la capacidad de transmitirlas para compartirlas con las personas”.
Ahora bien ¿qué relación tiene esto con la cultura?
Diría que es lo que le da sentido: cuando gestionamos cultura, los líderes deben ser los primeros voceros y movilizadores; son quienes con el ejemplo y con su discurso invitan a las personas a hacer tangible el cambio y a permitir que las cosas pasen.
La cultura de una empresa también se determina por la forma en que sus líderes transmiten las prioridades y si no las articulan claramente, las personas que los rodean no sabrán cuáles son sus propias prioridades y para qué están trabajando como equipo.
Los líderes también están llamados a ser embajadores de cultura y a ser los principales comunicadores de la compañía. A través de la comunicación se puede generar participación y transformación, pero esto se logra cuando los mensajes están claros y se comparte un propósito que cohesiona.
Ahora la pregunta es para ti: ¿qué estás haciendo para ser un embajador de cultura y comunicar a través del ejemplo?
Por: Carolina
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