Hemos escuchado los últimos días con mayor determinación que la nueva inteligencia es la consciencia, una afirmación de un valor sustancial para el momento que vive la humanidad.
Esa consciencia que parte de un proceso de exploración profundo detrás del ombligo, esa consciencia que nos invita a conocernos para evolucionar desde la aceptación de nuestra totalidad, de nuestras luces y sombras, ese sentido de responsabilidad que nos impulsa a sanar nuestras heridas, esa consciencia que nos invita a reconocer con profundidad que estamos conectados unos con otros.
En este proceso intenso, no solo somos nosotros los beneficiados, sino las personas con las que nos relacionamos y el mundo entero, pues si cada uno hace un poco, juntos haríamos un montón.
Y entonces en este proceso de continua evolución, viene una pregunta maestra de valor: ¿desde cuál lugar interior tomamos nuestras decisiones en la cotidianidad? ¿Desde cuál lugar interior abordamos nuestras conversaciones? ¿de qué hablamos y con quién?
Las organizaciones son sus conversaciones, son ese diálogo con sentido que se da en la cotidianidad y si cada ser que las aborda lo hace desde una postura más consciente, la organización será entonces más consciente, finalmente lo que el mundo necesita es una consciencia en acción que logre transformaciones positivas.
Bien lo dice Otto Sharmer en su libro liderar desde un futuro emergente “La verdadera revolución del líder está en evolucionar el lugar interior desde el que piensa y actúa”.
Y en este proceso, aparece el liderazgo generativo como movilizador de profundos procesos de conexión con nosotros mismos y con los demás, un liderazgo que contiene, muy fuerte desde su energía femenina, que acompaña, que es auténtico y sobre todo que genera esos estados profundos de alineación, de cooperación, donde las ideas fluyen, donde la innovación emerge, donde los equipos se unen de manera genuina entorno a propósitos compartidos, donde la autenticidad es bienvenida y las máscaras profesionales derribadas.
Cuando se logran esos estados generativos, los equipos se miran a los ojos, se reconocen como seres en evolución, como seres que son parte de un todo y esto es realmente maravilloso.
Retomando las interesantes posturas de Otto Sharmer “ Se requiere que lleguemos al nivel más profundo de nuestra humanidad, de quienes somos realmente y de quienes queremos ser como sociedad. Es un cambio de un egosistema que se preocupa por el bienestar de uno mismo, a un ecosistema que se preocupa por el bienestar de todos”
Aparece entonces una invitación maravillosa y genuina, integrar este tipo de liderazgo en nuestra cotidianidad, volvernos parte de nosotros y de nuestros equipos de trabajo, para ello es necesario, además, tener una mente, un corazón y una voluntad abiertas y darle la bienvenida a la consciencia en toda su extensión y en toda su capacidad transformadora, el día es hoy, el momento es hoy.
Por: Ana Milena Vásquez.
¿Quién es Ana Milena?
Vocera de la Comunidad Cooltura, un ser humano lleno de inquietudes que se plantea cada día nuevas preguntas. Ana cultiva una mente de plastilina, un corazón compasivo y una voluntad decidida para servirle al mundo desde el lugar en el que está. Practica una comunicación consciente y generativa, pues cree en el poder transformador que tienen los seres humanos.
Ana es comunicadora social y periodista, especialista en desarrollo gerencial y máster en dirección comercial. Docente y aprendiz continúa de constelaciones familiares y eneagrama.
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