Entre tantos retos que desafían nuestra vida organizacional, hay uno que trasnocha a más de un líder: el de acompañar resultados y propósito involucrando en sus equipos a una generación que se abre paso con ímpetu y cuyos puntos de partida no coinciden con libretos conocidos.
Los más jóvenes, que algunos se animan a llamar centennials – nacidos entre 1994 y 2010-, representan unas nuevas expectativas y formas de habitar el mundo, marcados con un sello personal particular. Sin subestimar las persistentes brechas sociales y económicas de nuestros países, el abismo cultural entre los más pobres que habitan las periferias y las clases medias consolidadas que habitan y protagonizan las nuevas formas del trabajo y la vida urbana cosmopolita, ponemos aquí el énfasis en los centennials urbanos de clase media que claramente experimenta comodidades muy superiores a cualquier miembro de la realeza del siglo XVIII: mujeres en roles y con voz más allá de la vida doméstica, agua potable, luz eléctrica todo el día, vestuario compatible con todos los climas, variedad en oferta y acceso a alimentos, entre mil otras conquistas.
Señales particulares
Los centennials a los que nos referimos, son ciudadanos globales, nacidos en tiempos de incertidumbre y en entornos familiares alejados de reglas tradicionales, que no conciben sus vidas sin internet, propio de pertenecer a la primera generación100% digital.
Al haber nacido en tiempos de incertidumbre, habitan con naturalidad los retos: son creativos y se lanzan a aprender por su propia cuenta cosas nuevas. En contraste, bajan la guardia si el reto no avanza acorde a sus expectativas, si aparece un mejor plan, si notan que están invirtiendo más tiempo del que un asunto merece, si no encuentran pares para compartir y aprender o si perciben que su contribución no está clara o impacta de manera irrelevante el resultado final.
Para esta generación, el líder es principalmente un mentor que inspira y desafía la contribución individual y valora y potencia la contribución colectiva con su experticia y ejemplo.
Un líder que no contribuye de manera evidente al resultado desde lo técnico y desde lo humano, no logra ocupar un lugar significativo en la vida de esta generación. Se hace irrelevante y accesorio.
Vivimos un taller el mes pasado con un grupo de jóvenes colaboradores – todos centennials- como parte de un proyecto de transformación cultural acompañado por Caramelo Escaso. Una joven de 21 años, sin muchos rodeos nos decía: comencemos ya, no esperemos a los jefes, aquí solo se avanza y se aprende cuando los líderes no vienen. Cuando ellos llegan el proceso pierde tracción y el equipo se desconcentra porque ellos se toman la palabra y dilatan las cosas «el reto se vuelve lento y aburrido».
Otro elemento clave para liderar equipos que involucran talento centennials es la impaciencia con la que se relacionan en entornos que aún no acogen en serio la transformación digital. Sistemas lentos, tecnologías poco amigables, experiencias diseñadas para el funcionario y no para el usuario, agotan rápidamente su paciencia que por cierto, aún no han cultivado como virtud. Algunos líderes tendrán que ir más rápido ante el pedido de: móntalo en drive, úbicalo en Asana, reunámonos por zoom, si quieren participar de la fiesta del futuro que esta generación trae entre manos.
El líder está llamado a favorecer interacciones veloces y creativas, que cuiden el seguimiento de los detalles pero también posibiliten creatividad y vuelo para desafiar el resultado. Un líder capaz de fortalecer lazos de cercanía y reciprocidad para que se de valor y se reconozca el aporte de cada uno de los involucrados, sus ritmos y visiones. Un líder que aporte en una valiosa conversación permanente y que indague por el sentido de lo que se hace, pues es una generación que acelera a fondo con o sin tener muy claro el criterio del viaje, su propósito y visión de consecuencia, los impactos que puede tener en otros y uno de los más complejos de gestionar: la respuesta a la pregunta: ¿qué haremos una vez lleguemos a la primera meta volante? Pues no es una generación que esté muy lista para preguntarse por el siguiente capítulo una vez conquistado el primer final.
Las formas del trabajo están replanteadas por completo para esta generación que disfruta el teletrabajo, la multitarea y los multidispositivos. Comienzan a escribir el informe en el celular, lo continúan en el computador de la oficina y lo finalizan en la tablet de casa. No se apegan al libreto clásico de introducción – nudo – desenlace y son capaces de vincularse con narrativas desestructuradas: es una generación que vio Juego de Tronos y entendió todo.
El futuro habita en ellos, son viajeros y declaran que tienen poco que perder. En consecuencia, construir vínculos y pertenencia pasa mucho más por el valor que encuentran en sus pares y líderes que por la promesa organizacional de la estabilidad o el prestigio. Emprenden y son resilientes, pero también abandonan cuando los incentivos no logran conectar valor en sus propias búsquedas vitales: cuidar el planeta, hacer ejercicio, viajar o tantos otros que es preciso indagar y valorar en cada uno desde su individualidad.
Esta generación demanda líderes capaces de generar vínculos desde el ejemplo, la autenticidad y el criterio. Lograrlo nos reta a entrenar de manera inaplazable la capacidad de escucha, el talante para permitir y potenciar la diversidad y favorecer un entorno de confianza que permita delegar y comprometer a las personas con los resultados desde la autonomía.
Un líder mentor que acompañe y a la vez aprenda y se le note el deseo auténtico de aprender con apertura nuevas maneras de hacer las cosas, mientras ilumina el camino también con su experiencia, talento, comunicación y vocación de servir.
Por: Lauris.
#CarameloEsCooltura
¿Te ha resultado interesante este artículo de Comunidad Cooltura?
¡Haz clic en una estrella para calificar!
Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0
Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en calificar este contenido.
¡Siento que este contenido no te haya sido útil!
Cuéntanos cómo podemos mejorar este contenido
Cuéntanos, ¿cómo podemos mejorar este contenido?