En los últimos años, muchos de nosotros llevábamos una vida “normal”: cumpliamos con nuestro trabajo y con una jornada laboral, teníamos reuniones, viajes y compromisos, salíamos muy temprano de nuestras casas y volvíamos en la tarde a descansar o a compartir un rato en familia, planeábamos las vacaciones y hacíamos las compras para la comida con amigos del fin de semana.
En diciembre del 2019 empezamos a escuchar en las noticias sobre “algo” que estaba pasando en China, sin embargo, cada uno de nosotros siguió pensando en el informe que debía entregar, en la planeación estratégica del próximo año y en la reunión del miércoles, hasta que ese “algo” fue creciendo y nos dimos cuenta que estábamos ante una situación que ninguno de nosotros, ni en las más creativas historias, hubiera podido predecir: una pandemia que afectó la salud pública y que nos obligó a permanecer en cuarentena en nuestras propias casas.
En menos de lo que pensamos la realidad cambió: el 11 de enero funcionarios chinos de salud anunciaron la primera muerte entre los contagiados por ese “algo” que en realidad era un nuevo virus llamado “Coronavirus”, dos días después, la OMS informó sobre el primer caso de una persona infectada fuera de China, específicamente en Tailandia. El 16 de enero se confirmó un nuevo caso en Japón, el 20 de enero en Corea del Sur, el 21 de enero en Estados Unidos, el 24 de enero en Francia y así nos fuimos enterando de la situación hasta la OMS informó declaró “una emergencia de salud pública de importancia internacional”.
El 6 de marzo el Gobierno Nacional anunció el primer caso en el país, los niveles de incertidumbre aumentaron y “¿qué va a pasar?” era (y aún es) la pregunta más frecuente. En poco tiempo, las empresas de todo el país entendieron que esta era una situación sin precedentes y empezaron a movilizarse hacia el cambio, anunciando medidas pensando en el bienestar de los colaboradores.
Las situaciones de incertidumbre generan miedo hacia lo desconocido, pero la crisis actual la vimos como una oportunidad para impulsar una transformación cultural en las organizaciones. Pero, ¿por qué gestionar cultura en un momento como este? porque el Coronavirus nos sacó de nuestro piloto automático, nos demostró que queramos o no las cosas deben cambiar, que las organizaciones están llamadas a transformarse y que debemos ser capaces de liderar con empatía, de comunicarnos con asertividad y tener la flexibilidad necesaria para ofrecer soluciones que mitiguen la coyuntura que estamos viviendo.
En este último año hemos tenido un “aprendizaje colectivo” y ha sido valioso ver cómo todas las personas empezaron a compartir más conocimiento que nos ayudó a enfrentar la situación, porque seamos honestos: por más planes de mitigación que tuviéramos, ninguno de nosotros estaba preparado para esta situación y en algún momento todos pensamos “cómo lo vamos a lograr”.
Lecciones aprendidas.
Teniendo claro el panorama de lo que vivimos, hoy queremos compartir algunos aprendizajes que nos han quedado de la Comunidad Cooltura y de algunos voceros que compartieron con nosotros en diferentes espacios:
- Propiciar entornos de confianza entre los miembros de los equipos, orienta la mirada hacia la disposición a ser o a mostrarse vulnerables, a aceptar los errores, levantar la mano y pedir ayuda de manera genuina, a reconocer las fortalezas de cada uno y también las debilidades para sumar y complementarse como equipo y lograr resultados en corto.
La invitación que hacemos es a generar primero entornos de confianza entre las personas para que después sean los mismos equipos quienes planteen los requisitos necesarios de cara al proyecto.
- No subestimemos los detalles: la clave para conectarse está en las pequeñas acciones del Día a Día. No nos olvidemos de los detalles, de aquello que hace sentir bien a las personas y las conecta con el propósito que se tiene como compañía.
Melissa Jiménez – Gerente Gestión del Talento en Alquería
- No hay cambio sin líder”: Ante un proceso de transformación todos están involucrados, siendo el presidente el primer patrocinador del proceso, transmitiendo con su ejemplo la manera de acercarse a los equipos y de asumir el proceso; así como también, el área de gestión del cambio, el equipo o la persona encargada deberá recibir todo el respaldo directivo para acompañar a los equipos y orientar el proceso desde el conocimiento y la expertis. Frente a un cambio, la incertidumbre es la primera emoción en salir a flote, por lo que el conocimiento en evidencia será relevante para transmitir confianza y estabilidad; cuando se está al frente de alguien a quien le crees será mucho más fácil apropiarse de una metodología, una herramienta o un discurso.
Laura González – Experta aliada de la red de Caramelo Escaso
- «La cultura no es como cuando tu haces una casa o un edificio que tu haces unos planos y construyes esa casa. La cultura es como un jardín, que siempre va a crecer y que siempre va a tomar formas nuevas y que lo va a hacer de manera natural».
Sebastián Obregón. – CEO de EnMedio - Cuando se habla de memoria muscular corporativa se hace referencia a «la capacidad de reaccionar rápido», esta capacidad se desarrolla con el tiempo, no es fácil, pero se construye todos los días. Cuando se descubre, ayuda a las compañías a posicionarse fuertemente y a estar preparadas para que cuando lleguen los momentos de cambios puedan rediseñarse, reconstruirse y ser capaces de multiplicar lo que se ha perdido.
Juan Rafael Pérez – CEO de BTG - La cultura es el reflejo de los líderes, por eso debemos preguntarnos: ¿nuestros líderes están alineados? ¿nuestros líderes creen en lo que hacemos como compañía y fomentan el trabajo en equipo? ¿nuestros líderes son más líderes que jefes y acompañan a las personas en los diferentes retos?
Camilo Romero – CEO de Luker Chocolate. - “A la cultura no la puedo tocar sin la estrategia (…) estrategia y cultura son la pareja perfecta, son las principales palancas que tenemos los líderes de esta organización para que sea viable, si no le ponemos atención a ese hecho, no vamos a ver los cambios y los resultados no se van a dar (…) La cultura nos ha permitido darle forma a las actitudes y a los comportamientos de forma duradera y consistente».
Juan Esteban Jaramillo – Vicepresidente administrativo y financiero en Grupo Familia - Cuando hablamos de vulnerabilidad, hablamos de la capacidad que tiene el ser humano de decir en el momento indicado “no soy capaz”, “no sé qué hacer”, “no sé cómo hacerlo”, “en eso no soy tan bueno”, “no sé por dónde empezar”. “la embarré”. En otras palabras, vulnerabilidad es decir la verdad o admitir los errores en el momento indicado.
- Debemos incentivar una cultura dispuesta al aprendizaje, una cultura que naturalice el error. Un error bien gestionado es una oportunidad y el éxito de este proceso está en iterar, es decir: errar, aceptar y actuar, reinventar, compartir y aprender.
Gina Vanoy – Líder de Recursos Humanos en IBM - En tiempos de crisis el liderazgo es el mismo, lo que cambian son las herramientas y las formas. Siempre debemos estar ahí para nuestro equipo y contener esas emociones negativas.
Carlos Romero – Director de Talento y Cultura en Tigo
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