La mejor manera de cualificar nuestro trabajo desde el talento y la cultura es hacer una comprensión de cultura. Para lograrlo, me sumerjo con apoyo de distintas técnicas aportadas desde las ciencias del comportamiento, para conocer, caracterizar y comprender las particularidades de nuestras visiones, nuestras formas de hacer las cosas y de relacionarnos que nos permitan identificar los rasgos que potencian y limitan el logro de nuestro propósito. Y a partir de estos hallazgos, estoy listo para declarar mi marco de cultura, no como idea creativa, sino como un punto de conexión entre el lugar al que quiero llegar y las potencialidades de mi cultura actual identificada.
En este viaje, cuando hablamos de marco de cultura, hablamos de esos elementos que caracterizan nuestra manera de viajar, que ponen en evidencia el ADN de nuestras formas de lograr los resultados. Comparado con un viaje, algunos van ligeros de equipaje, con lo preciso, en modo turistas aprendiendo a cada paso. Otros viajan precavidos, repletos de bloqueador y repelente de mosquitos, con seguros para viaje y cupos extendidos en las tarjetas de crédito para tener todo bajo control. Estos son dos tipos de viajero, dos tipos de “marcos de cultura” para hacer un “viaje” que nunca es lo mismo cuando avanzas de un modo o de otro.
En el contexto de las organizaciones, un marco de cultura declara esos comportamientos que hacen única y posible cada organización, por eso, un marco de cultura debe permitir hacerse varias preguntas: ¿cómo se toman decisiones acá? o ¿qué privilegiamos? ¿a qué estamos dispuestos a renunciar a cambio de otros resultados? ¿qué significa perder para nosotros?.
Como planteamos, el primer paso para avanzar está en comprender nuestra cultura – así lo llamamos en Caramelo Escaso- para luego, a partir de esos hallazgos y conectado con nuestro propósito y nuestra apuesta de futuro, identificar y declarar aquellos rasgos que permiten que brille lo mejor de lo que somos para lograr nuestro propósito.
Un marco entrega claridad al momento de elegir acciones específicas y su enfoque para cumplir la estrategia y vivir el propósito. Nos permite plasmar de forma simple y práctica eso que no podemos dejar de hacer para lograr ser la compañía que nos soñamos.
¿Qué podría contener un marco de cultura? La persona en el centro, el propósito como contenedor y esos rasgos, comportamientos y actitudes vitales para la organización como soporte: enfócate en el contenido que después lo hacemos inspirador.
Al final ¿Cómo sé que tengo un buen marco de cultura? porque cada enunciado allí contenido describe de forma clara los elementos que no pueden faltar en mi cultura y que al enunciarse, la organización entera se siente representada, lo que permitirá ser una compañía sostenible que permanece en el tiempo, con una identidad poderosa y con acciones que se viven y evolucionan para hacerse más potentes cada vez. Enunciados que más que un punto de partida, inspiran actuaciones deseables como modo de acción y punto de llegada.
Resumiendo:
- Un marco de cultura es aquel conjunto de actuaciones presentes y deseables de la cultura que favorecen el logro del propósito y exaltan a los miembros de la organización y a todos los grupos de interés a promover mecanismos que favorezcan dichas maneras de hacer las cosas y de relacionarse, al reconocerlas valiosas para el logro de sus propósitos y las maneras de llegar a ellos.
- Es un hallazgo, resultado de una inmersión en la cultura que indaga más las actuaciones, las relaciones y las interacciones, que las palabras y los enunciados solamente.
- No se construye en talleres o actividades de co- creación pues no es un acto creativo aislado. En estos espacios se dialoga, reflexiona y decanta lo que la organización de manera intencionada ya ha diagnosticado de manera amplia y metódica para nutrir con hechos, datos y contraste, las opiniones espontáneas que suelen generalizar con baja visión de conjunto.
- Declarar un marco de cultura, sirve, entre otras cosas, para orientar la estrategia y enfocar las premisas del relacionamiento y las prácticas deseables en la cotidianidad organizacional y que indican el comportamiento esperado de los líderes.
Por: Susana Zapata
Un aliada experta en la red de Cooltura.