Muchas veces, en nuestras organizaciones, las aguas también se ponen turbias.
Se presentan diferentes problemas o situaciones que nos ponen a prueba y siempre debemos encontrar la mejor manera para solucionarlo; sin embargo, a veces es mejor ver las cosas desde una perspectiva diferente y permitir que el agua se asiente para verla de nuevo cristalina.
Este es uno de los retos más difíciles para los líderes: entender que no todas las situaciones se resuelven actuando de la misma manera o con una acción inmediata; en muchas ocasiones, el no hacer es la mejor forma de hacer algo y apoyar al equipo.