Hace muchos años leí una frase de Napoleón Bonaparte que se me quedó grabada, creo que muchos también la habrán leído en algún momento de su vida: “Un líder es un repartidor de esperanza”.
Han sido varios los momentos en los que la he vivido: he tenido líderes que se han convertido en aliados y en repartidores de esperanza, pero no desde el romanticismo, sino desde la acción. Líderes comprometidos con sacar adelante a su equipo de trabajo, de contagiar optimismo, visión de futuro y pasión por los retos.
Estamos en un momento en el que esta frase toma mayor relevancia, estamos viviendo una coyuntura en la que ninguno es experto, pero que nos ha obligado a cambiar y a ver las situaciones de una manera diferente. Ningún líder estaba preparado para esto, y es aquí donde convertirse en un “repartidor de esperanza” se convierte en factor clave para mantener elevados los niveles de compromiso y productividad en los equipos de trabajo.
Esperanza desde la acción: la importancia del optimismo
Robert Iger, CEO de Walt Disney Company, lanzó hace poco el libro “lecciones de liderazgo creativo” en el que cuenta algunos retos que tuvo en la empresa que “ha convertido la magia en realidad”. Varias cosas me han llamado la atención de este texto y una de ellas es sobre la reflexión que hace sobre la importancia de liderar desde el optimismo.
Para darles contexto, Iger nos cuenta sobre el reto que supuso para la compañía recuperarse de los hechos que ocurrieron el 11 de septiembre de 2001; este atentado produjo una caída mundial del turismo que se prolongó por mucho tiempo, generando que la bolsa cayera y que Disney perdiera casi un cuarto de su valor. En ese momento, Michael Eisner era el CEO de la compañía, y en compañía de Iger tuvieron que enfrentarse a un momento de incertidumbre que dejó muchos aprendizajes, uno de ellos fue la importancia de liderar desde el optimismo en tiempos difíciles.
“El pesimismo provoca paranoia, que produce una actitud defensiva y, a su vez, aversión al riesgo. El optimismo, en cambio, pone en marcha una maquinaria distinta. En particular en los momentos difíciles, las personas a las que lideras deben sentir confianza en tu capacidad para centrarte en lo que importa, y no para actuar a la defensiva y por afán de conservación.
No se trata de decir que las cosas son buenas cuando no lo son, ni de transmitir una fe innata en que “todo estará bien”, se trata de creer que tú y las personas que te rodean pueden encauzar la situación para obtener el mejor resultado posible, y no de transmitir sensación de que todo está perdido si las cosas no salen a tu manera.
La pauta que marcas como líder tiene un efecto enorme en las personas que te rodean. Nadie quiere seguir a un pesimista”.
Creo que estas palabras son perfectamente aplicables a lo que vivimos hoy en día. Liderar con esperanza es liderar con visión y optimismo, esto es lo que permite cohesionar a las personas adecuadas con el talento adecuado y dar paso a la creatividad, innovación, capacidad de reinventarse y de agregar valor.
Otra pista que nos da el autor del libro y que podemos aprovechar en esta situación es que cuando nos paramos a liderar desde el optimismo, tenemos que tener claras las prioridades: cuáles son las directrices o las indicaciones que le vamos a dar a nuestro equipo, cuáles son esas prioridades en las que nos vamos a centrar para cumplir con los retos que tienen la compañía en estos momentos.
La cultura de una empresa viene determinada por muchas cosas pero una de las más importante es transmitir las prioridades de forma clara y reiterada y como lo explica en su libro “si los líderes no articulan claramente sus prioridades, entonces las personas que los rodean no saben cuáles deberían ser sus propias prioridades y se desperdician tiempo, energías y capitales. Las personas de la organización sufren una ansiedad innecesaria porque no saben en qué deben centrarse”.
Con esta claridad, el reto está en que cada líder sea capaz de liderar desde la esperanza, teniendo mapeadas las prioridades y con la capacidad de transmitírselas al equipo para cohesionarlo, tener un norte claro y así superar cualquiera dificultad. Para esto, no podemos perder de vista estos 5 elementos:
- Humildad: los líderes se equivocan, claro que sí, por esto es importante la capacidad de asumir esos errores. Los líderes se ganan el respeto y la confianza cuando reconocen abiertamente sus errores, es necesario reconocerlos, aprender de ellos y dar ejemplo que a veces está bien hacer las cosas mal pero lo que no está bien es perjudicar a los demás o no aceptar esas errores
- Concentración: ya tienes tus prioridades claras, ahora es necesario asignar tiempo, energía y recursos para tener un plan de trabajo que podrás compartir con tu equipo de forma clara y con una frecuencia que demuestre que confías en el talento y en las capacidades de tu equipo.
- Decisión: “las decisiones, por difíciles que sean, pueden y deben tomarse del modo más oportuno posible” es necesario fomentar la diversidad de opiniones sin perder de vista el equilibrio; empodera a tu equipo, rétalos a tomar las decisiones adecuadas y acompáñalos en este proceso con optimismo y perseverancia.
- Disrupción: hacer las cosas diferentes, pensar fuera de la caja, confiar en las ideas de los demás. Para generar disrupción en un equipo es necesaria la valentía y el optimismo, pues la asunción de riesgos es indispensable al momento de hacer las cosas diferente a como las hacíamos, pero es necesario para dar paso a la innovación y a la reinvención.
Así pues, el llamado a los líderes es a aprovechar esta coyuntura para definir cuáles son las prioridades, cuáles son esas pocas cosas a las que les van a dedicar mucho tiempo y recursos para sacar adelante, cuál es el equipo que necesitan y cómo van a hacer para transmitir sus prioridades desde el optimismo y la visión.
No podemos perder de vista estos 5 elementos para liderar y que no hablamos desde el romanticismo, hablamos desde la acción y la creencia que con un norte claro y el equipo adecuado las cosas saldrán bien: sin esperanza y optimismo no hay visión, y sin visión no hay futuro.
Por: Carolina Jordán
Un aliada experta en la red de Cooltura.